Entrevista a la Religiosa Canonesa de la Cruz
que recibió transplante de corazón que le salvó la vida
que recibió transplante de corazón que le salvó la vida
(C.E.P.) Con la Gracia de Dios, y tras una exitosa intervención quirúrgica, la Hermana Amparo Chávez Díaz, Religiosa de la Congregación Canonesas de la Cruz salvó su vida tras recibir un trasplante de corazón. La religiosa padecía de miocardiopatía dilatada, enfermedad congénita que pudo vencer con el aporte de un donante y una excelente atención médica.
Hoy, la Hermana Amparo se encuentra en su congregacion donde se viene reponiendo de la operación que le permitió seguir viviendo. La Oficina de Prensa conversó con ella, para que nos cuente detalles de los momentos que vivió con esta enfermedad y la posterior intervención que le salvó la vida.
OP: ¿Cuéntenos, como lleva actualmente su vida religiosa tras la exitosa operación que le realizaron?
Hna: Estoy muy agradecida a Dios por haber recibido la donación y poco a poco me estoy recuperando de la cirugía. Espero poder incorporarme pronto a mi vida de comunidad ya que mi participación se había reducido debido a las limitaciones de mi salud.
¿Qué enfermedad es la que la aquejaba y como se entero que padecía de ese mal?
Cardiomiopatía dilatada, mi corazón estaba creciendo cada vez más y se estaba deteriorando internamente debido a su tamaño. Los periodos de hospitalización eran cada vez más continuos y los de bienestar cada vez más cortos.
En mayo de 2008 me dieron el diagnostico en el Hospital Rebagliati. Lo primero que pensé fue: “Yo elegí ser Canonesa de la Cruz, es la hora de vivir mi nombre”. Sabía bien lo que venía, tenía 43 años y que ninguno de mis tres hermanos había superado los 49 años. Mis hermanas de Congregación iniciaron una cadena de oración a la Venerable Sierva de Dios Teresa de la Cruz, nuestra fundadora. En todas las comunidades de mi Congregación rezaban por mi salud.
Yo vivo en la Casa Madre donde se encuentran los restos de mi Madre Fundadora y le pedía valentía para que se cumpla la voluntad de Dios en mi y sobre todo que no me quitara la alegría de llevar la cruz de la enfermedad.
¿Cómo recibió la noticia de que tenía que hacerle un transplante y que tenía que recibir un donante?
Antes que me dieran un diagnostico definitivo me hicieron un cateterismo. El cardiólogo tenía la esperanza que fuera un mal coronario pero el resultado confirmó el diagnóstico mi problema era muscular, por tanto la misma enfermedad de mi padre y hermanos. La solución: un transplante.
Mi primera dificultad era mi altura 1.72 mts. Lo cual reducía mis esperanzas. No me vino el desanimo, yo insistía en mi oración “Señor, dame valentía para llevar tu cruz”.
¿Cuál fue su primera impresión al enterarse que tenía un donante?
Lágrimas de emoción. Le di gracias a Dios y a mi Madre Fundadora. Pensé, “es mi única oportunidad” y ante una cirugía tan importante me puse en manos de Dios y que sea lo que El quiera. Gracias a Dios estaba compensada porque hacía dos días que había salido del hospital. Partimos hacia el hospital y lo único que yo podía rezar era la oración por la pronta beatificación de Nuestra Madre Teresa.
¿Qué sintió luego de la exitosa operación? ¿Cuál es su testimonio de volver a llevar una vida sana?
Muy agradecida a Dios, a mi Madre Fundadora y dispuesta a poner todo de mi parte para recuperarme pronto. La recuperación es lenta y debo colaborar para que sea segura. Poco a poco iré incorporándome a mi vida de comunidad. Cuando esté recuperada volveré a trabajar en alguna parroquia que me asignen y continuaré sirviendo a la Iglesia en la tarea que mi Congregación me encomiende.
Cambiando de tema, ¿Cuántos años lleva usted como religiosa y como ingreso a esta congregación?
Este próximo 8 de diciembre cumpliré veinte años de votos y veintitrés años de haber ingresado a mi Congregación. Soy de Arequipa y como estudiante universitaria vivía en la Residencia “Teresa Candamo”. Aquí conocí a las hermanas. Tenía la inquietud de la vida religiosa hace tiempo atrás pero mis padres no me dieron permiso. Recuerdo que participé en un retiro organizado por Monseñor Carlos García y luego en el retiro de discernimiento de mi Congregación.
¿Qué mensaje le daría a todas las personas que son aquejadas por una enfermedad y que a veces pierden las esperanzas?
Mi Padre confesor me decía siempre “Dios te ha dado una misión: estar más cerquita de su Cruz”. Así aprendí a aceptar mi enfermedad. No es fácil sobre todo cuando sabes que eres un paciente terminal, como era mi caso. Dios tiene un plan para mí y El sabe, mejor que yo, lo que me conviene para mi salvación. A veces me sentía un poco deprimida, entonces le pedía a mi Madre Fundadora que me devolviera la alegría, no me dejes caer en la tentación de pensar que estoy sola, Dios está conmigo, esa debe ser mi mayor alegría.
¿Qué mensaje le daría a todas las personas que tienen la posibilidad de salvar una vida con una donación de órganos, pero que a veces no lo hacen por temor o por desinformación?
Donar órganos es un acto generoso de solidaridad, de amor al prójimo, es dar parte de ti para que otros puedan recuperar la salud. Hay muchas personas que desean donar pero la decisión final la tienen los familiares. Si quieres ser donante conversa el tema con tu familia y expresa tu voluntad así ellos podrán obrar si se diera la oportunidad.
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