martes, mayo 27, 2014

Celebración Litúrgica por Aniversario del Colegio Parroquial "Angel de la Guarda"


Celebración Litúrgica por Aniversario del Colegio Parroquial "Angel de la Guarda"

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Mons. Mario Bsuquets recibe la visita de los Hermanos Franciscanos Menores Capuchinos


La Orden de Frailes Menores (Franciscanos), en su afán de permanecer fiel a las intenciones del fundador, San Francisco de Asís, atravesó muchas dificultades a lo largo de su historia, llegando a desacuerdos y divisiones. Las tres ramas más importantes en la Primera Orden (varones): los Franciscanos, los Conventuales y los Capuchinos (todos ellos Hermanos Menores), tienen su propia organización legal y estructura, pero tienen a Francisco como su Padre y Fundador.
Los Capuchinos son la rama más joven, que se remonta a 1525, cuando unos Frailes Menores de las Marcas quisieron vivir con más rigor su vida de oración y pobreza, para estar más próximos al espíritu original de San Francisco. 

Gracias al apoyo de la Corte Papal, la nueva rama consiguió pronto la aprobación y creció rápidamente, primero en Italia y, a partir de 1574, por toda Europa. 

El nombre de Capuchinos se refiere a la forma peculiar de su capucho. 

Lo que en un principio fue como un apodo, se ha convertido en el nombre oficial de la Orden, Orden que está extendida por 101 países de todo el mundo, y que cuenta con unos 11.000 hermanos que viven en más de 1800 fraternidades o conventos. 

La simplicidad, la cercanía al pueblo y el espíritu fraterno en nuestras casas y apostolado, son signos visibles de nuestro estilo de vida, mientras que el énfasis en la vida de penitencia y de oración de los primeros Capuchinos debe ser reavivada.

Además de la Orden Capuchina de varones, existen muchos monasterios de religiosas Capuchinas de vida contemplativa, y una multitud de congregaciones religiosas femeninas de espíritu capuchino, fundadas, con frecuencia, con la ayuda de un hermano capuchino.

La Orden Franciscana Seglar es una organización independiente que abarca todo el espectro franciscano. Franciscanos, Conventuales, Capuchinos y otros miembros de la familia franciscana, atienden espiritualmente a la OFS. Todos estos grupos de religiosos/as profesos/as y de franciscanos seglares forman la Familia Franciscana.




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lunes, mayo 19, 2014

Visita del Director de la Gerencia Regional de Educación de Arequipa


Mons. Mario Busquets Jordá recibió la visita del Director de la Gerencia Regional de Educación de Arequipa Mg. Marco Montañez Macedo.




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Encuentro de Redes Inter Ugel - Prelatura de Chuquibamba


Bajo el lema: "Cada obra de amor, nos acerca más a Dios". Se llevo a cabo con mucho éxito el "Encuentro de Redes Inter Ugel" que unió a las Ugel de las Provincias que conforman la Prelatura de Chuquibamba, como son: Camaná, Castilla, La Unión y Condesuyos.

Este encuentro estuvo organizado y dirigido por la Oficina Diocesana de Educación Católica de Camaná que dirige el Pbro. Fermín Quispe Espinal. Felicitaciones para ellos.















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domingo, mayo 11, 2014

Celebración Eucarística: Día de la Madre


Con la compañía de la Santísima Virgen de la Candelaria de Quilca, Mons. Mario Busquets celebró una solemne Misa con motivo del Día de la Madre en la Plaza de Armas de nuestra ciudad.
























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jueves, mayo 08, 2014

Mons. Mario Busquets Jordá, Obispo de la Prelatura de Chuquibamba, el Clero en pleno y la feligresía toda, saludan, en la alegría de la Pascua, a la Familia del Instituto del Verbo Encarnado por sus Bodas de Perla Fundacionales; y, el día de hoy, al celebrar los 10 años de Aprobación Diocesana se unen a su Acción de Gracias a Dios comprometiendo sus oraciones para que sigan siendo "fermento en la masa".
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lunes, mayo 05, 2014

MES DE MAYO: MES DE MARÍA

¡Cómo gusta a los hombres que les recuerden su parentesco con personajes de la literatura, de la política, de la milicia, de la Iglesia!...

-Canta ante la Virgen Inmaculada, recordándole:
Dios te salve, María, hija de Dios Padre: Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo: Dios te salve, María, Esposa de Dios Espíritu Santo... ¡Más que tú, sólo Dios!
Camino, 496.


Tratar a la Madre de Dios:
De una manera espontánea, natural, surge en nosotros el deseo de tratar a la Madre de Dios, que es también Madre nuestra. De tratarla como se trata a una persona viva: porque sobre Ella no ha triunfado la muerte, sino que está en cuerpo y alma junto a Dios Padre, junto a su Hijo, junto al Espíritu Santo.

Para comprender el papel que María desempeña en la vida cristiana, para sentirnos atraídos hacia Ella, para buscar su amable compañía con filial afecto, no hacen falta grandes disquisiciones, aunque el misterio de la Maternidad divina tiene una riqueza de contenido sobre el que nunca reflexionaremos bastante.
Es Cristo que pasa, 142

Signo del amor de Dios:
La fe católica ha sabido reconocer en María un signo privilegiado del amor de Dios: Dios nos llama ya ahora sus amigos, su gracia obra en nosotros, nos regenera del pecado, nos da las fuerzas para que, entre las debilidades propias de quien aún es polvo y miseria, podamos reflejar de algún modo el rostro de Cristo. No somos sólo náufragos a los que Dios ha prometido salvar, sino que esa salvación obra ya en nosotros. Nuestro trato con Dios no es el de un ciego que ansía la luz pero que gime entre las angustias de la obscuridad, sino el de un hijo que se sabe amado por su Padre.

De esa cordialidad, de esa confianza, de esa seguridad, nos habla María. Por eso su nombre llega tan derecho al corazón. La relación de cada uno de nosotros con nuestra propia madre, puede servirnos de modelo y de pauta para nuestro trato con la Señora del Dulce Nombre, María. Hemos de amar a Dios con el mismo corazón con el que queremos a nuestros padres, a nuestros hermanos, a los otros miembros de nuestra familia, a nuestros amigos o amigas: no tenemos otro corazón. Y con ese mismo corazón hemos de tratar a María.
Es Cristo que pasa, 142

¿Cómo se comportan un hijo con su madre?
¿Cómo se comportan un hijo o una hija normales con su madre? De mil maneras, pero siempre con cariño y con confianza. Con un cariño que discurrirá en cada caso por cauces determinados, nacidos de la vida misma, que no son nunca algo frío, sino costumbres entrañables de hogar, pequeños detalles diarios, que el hijo necesita tener con su madre y que la madre echa de menos si el hijo alguna vez los olvida: un beso o una caricia al salir o al volver a casa, un pequeño obsequio, unas palabras expresivas.

En nuestras relaciones con Nuestra Madre del Cielo hay también esas normas de piedad filial, que son el cauce de nuestro comportamiento habitual con Ella. Muchos cristianos hacen propia la costumbre antigua del escapulario; o han adquirido el hábito de saludar —no hace falta la palabra, el pensamiento basta— las imágenes de María que hay en todo hogar cristiano o que adornan las calles de tantas ciudades; o viven esa oración maravillosa que es el santo rosario, en el que el alma no se cansa de decir siempre las mismas cosas, como no se cansan los enamorados cuando se quieren, y en el que se aprende a revivir los momentos centrales de la vida del Señor; o acostumbran dedicar a la Señora un día de la semana —precisamente este mismo en que estamos ahora reunidos: el sábado—, ofreciéndole alguna pequeña delicadeza y meditando más especialmente en su maternidad.
Es Cristo que pasa, 142

Manifestar el amor a María:
Hay muchas otras devociones marianas que no es necesario recordar aquí ahora. No tienen por qué estar incorporadas todas a la vida de cada cristiano —crecer en vida sobrenatural es algo muy distinto del mero ir amontonando devociones—, pero debo afirmar al mismo tiempo que no posee la plenitud de la fe quien no vive alguna de ellas, quien no manifiesta de algún modo su amor a María.

Los que consideran superadas las devociones a la Virgen Santísima, dan señales de que han perdido el hondo sentido cristiano que encierran, de que han olvidado la fuente de donde nacen: la fe en la voluntad salvadora de Dios Padre, el amor a Dios Hijo que se hizo realmente hombre y nació de una mujer, la confianza en Dios Espíritu Santo que nos santifica con su gracia. Es Dios quien nos ha dado a María, y no tenemos derecho a rechazarla, sino que hemos de acudir a Ella con amor y con alegría de hijos.
Es Cristo que pasa, 142

María Santísima, Madre de Dios, pasa inadvertida, como una más entre las mujeres de su pueblo.
—Aprende de Ella a vivir con “naturalidad”.
Camino, 499

¿Quieres amar a la Virgen? —Pues, ¡trátala! ¿Cómo? —Rezando bien el Rosario de nuestra Señora.
Santo Rosario, Introducción.


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